Tal día como hoy (Tuesday's Gone)

O a lo mejor ni siquiera era martes, cuando nuestras palabras por primera vez se entrecruzaron, los pensamientos se miraron y, tal vez, no se quisieron dejar pasar. Fue en un momento así por primavera, cuando el sentido común no se entera, que nuestras mentes empezaron a hablar.

Seguramente después fuese miércoles, a medio camino entre dos aguas, también conocidas como fin de semana, cuando el tiempo empezó a volar, perseguida de cerca por la imaginación, la ilusión... y alguna que otra acción que quizás no debería empezar.

Eso obliga a que después llegase el jueves y el tiempo enfriase, como en la nieve, aumentando los gritos y los besos sin ganas, que se quedan en nada o en menos si puede. Recuerdo haber rezado porque acabase el jueves.

Sin embargo llegó el viernes, inevitable en el devenir de los hechos, aunque pudiéramos habernos evitado. Todo demasiado rápido y sin parar a respirar, sin parar a pensar si algo se pudiese cambiar. No cambió, sólo conseguimos evitarnos.

Así entró el sábado, que a martes parecía perfecto, pero para entonces sólo como infierno. Cuando todo podría haber sido ideal, el destino decidía ponerse peor que mal, sin preguntar si duele o si todo sigue igual. Nunca.

El domingo fue aburrido, los recuerdos de la semana se habían ido, sólo tocaba descansar. La siguiente semana sería distinta, aunque estaba por empezar.

Ahora volvemos a lunes, y creo haberte visto por aquí. He recuperado tu olor, he visto un par de tus sonrisas, de esas que la mente interpreta como caricias. Siento a veces el tiempo perdido, pero las cosas suceden por un motivo, aunque todo sea distinto de como quieras hacerlo pasar.

Sólo quiero saber qué pasará mañana, aunque me temo que para eso tenga que aguardar.

No es tan difícil de entender...