San Juan
Antes de que llegue "la cosa" y nos cuente su maravilloso San Juan, os cuento qué tal fue el mío.
Para empezar, los organizadores del evento eligieron una playa pija en la que cada año se juntan ciento y la madre de grupos sanjuaneros (aunque la verdad es que esa noche están todas las playas a rebosar).
Como la quedada era de amigos y amigos de amigos y algún que otro amigo de amigo de amigo, fueron otros los que se encargaron de llegar pronto, elegir parcela, plantar las velitas y llevar un par de trozos de palé para hacer una minihoguerilla.
Justo a las 12, momento en que aparecía yo, empezaban a hacer listas de deseos, a quemarlos y saltar la hoguera. No hay mucha tradición de hogueras por aquí, así que tampoco hay mucha tradición de rituales y lo que hicieron fue un compendio de recuerdos, suposiciones y rellenos de rituales. Cada uno puso los deseos que quiso (se decidió por votación popular que uno de los deseos debía ser de cumplimiento inmediato para comprobar si funcionaba; nadie se quemó en la hoguera, pero hubo quien se chamuscó los pelillos de las piernas, por lo que lo dimos por bueno, y no apareció por arte de magia una botella de brugal, pero sí unos con los que no se contaba en principio que traían la suya y la sumaron a la bodega conjunta), se saltó la hoguera tres veces (no sé porqué tres veces, no quiero ni pensar si hubiera que saltar una de cinco pisos que yo me sé), nos metimos en el agua del revés (ya me explicarás tú porqué del revés, y sólo los pies, que hacía fresqui) y no salimos hasta notar al menos 7 olas (no saltarlas, que salpicábamos y hacía frío). Luego alguien nos dijo que lo de las 7 olas era para conseguir un matrimonio o un hijo, con lo cual ya os contaré en unos meses si hay boom demográfico y matrimonial en la isla.
Mi aportación fue una queimada, que despertó bastante expectación en los grupos de alrededor. Me traje una olla de barro, le eché la fruta y el café (a pesar de que cierto experto me desaconsejó echarle mariconadas :p) y recitamos el conxuro entre todos (aunque sólo yo lo entendí completamente...). Metidos en danza y viendo el aguardiente quemarse, la gente se animó a pedir más deseos (se ve que era la noche de barra libre de deseos). Salió muy rica, muy dulce, y la fruta también resultó un éxito cuando la asaltaron a bocados.
Despues de unas horas, y de algún baño de un par de valientes, la noche amagó lluvia y recogimos. Como era pronto (las 3 y algo) cuatro de nosotros decidimos colarnos en el hotel en el que trabajaba uno de los chicos y okupar la piscina climatizada (que a partir de las 12 está prohibida a los clientes). El agua estaba de vicio, el sitio tranquilísimo (ni un alma, claro, cerrado a los clientes...) y noche, con el vientecillo fuera, no invitaba nada a salir de allí, así que nos dedicamos pasarlo como niños (más literalmente de lo que pensáis: zambullidas, carreras, jugar a buscar un disco de plástico que se hundía y se confundía con el fondo de la piscina, cosquillas, aguadillas, pruebas de flexibilidad... vamos, nos faltaban nuestras madres con el petit suisse...) hasta que nos dio hambre (sobre las 6 y algo de la mañana), momento en que volvimos a ser adultos y nos fuimos a desayunar guarradas a una croissantería (vale, muy adultos no...).
Habrá que ver si el San Juan del año que viene, en caso de salir como espero, es de verdad tan estupendo como me han vendido :p
3 comentarios:
Las tradciones se van perdiendo. ¿Donde esta la de quemar la ropa interior? O seria algun invento de los amigos para ver algun que otro culo?
yo es que jamás he seguido ninguna tradición en san juan,de hecho no sabía que existían hasta hace relativamente poco, debe ser cosa de las ciudades costeras porque en el interior.... ná
Hummm... si yo os contase...
Bueno, de hecho, os voy a contar...
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