25 jun 2007

St. John (St. Anger - y ya sé que repito)

Creo que fue el mismo S. Juan el que escribió el Apocalypsis, y es por ello que a veces uno entiende por qué pasan las cosas que pasan... o no.

Uno es más bien de la zona de Pontevedra, nacido literalmente en Vigo (hecho meramente circunstancial), y por lo tanto debiera ser, por tradición (entiéndase aquí al estilo "Tradition!" de "El violinista sobre el tejado"), contrario a cualquier demostración... cultural proveniente de tierras norteñas. Pero dejando a un lado que nunca he ido más allá en esa tradición que los típicos piques de estudio/trabajo por echar unas risas, lo cierto es que S. Juan en A Coruña es... otra cosa, hay que vivirlo para poder sabe de qué va. Ah! y para quedarse con ganas de repetir al año siguiente, y al otro, al que viene...

Lo cierto es que este año no ha sido tan completo en algunos temas como otras veces (salir a cenar a algún local de tapas, irse de copeteo por la zona vieja), pero tampoco hizo falta, y os relato por qué.

Llegué de Pontevedra a eso de las 18:00 y, como era temprano, me di una vuelta por el paseo marítimo a ver qué tal estaba el ambiente. Es una noche en la que todo barrio tiene sus hogueras, huele a sardinas, criollos, costillas asadas por donde quiera que vayas, en algunos casos hasta tienen sus escenarios con actuaciones, pero lo neurálgico de la fiesta es la parte del paseo marítimo desde Orzán hasta Riazor, o lo que es lo mismo, las playas.

Ya en un semáforo veo, apenas un poco más adelante, un "apañero" del curre descargando leña y bebidas del coche (es una especie de necesidad), junto con amigos suyos, para la playa. Bueno, él y otros 20 coches ocupando el carril derecho, y cuando uno se iba paraba otro, así continuamente. Tras un saludo me fui a hacer la compra.

Y tras la compra, llegar al piso, descargar cosas, arreglar la habitación y esperar a que me llamase Vicente, persona humana con la que había quedado en un principio. Tras hacer planes, cenar y ducharse, me recoge y nos vamos al piso de otro, donde estaba un cuarto y me llama un quinto para quedar con éste y otros dos, además de los cuatro o cinco que ya habían quedado con el del piso. Sí, yo tampoco sabría contar exactamente cuántos íbamos a estas alturas...

Tras recoger el alcohol, y añado, llevaba mi cámara de video pero me da que lo realizado no se puede usar para un video medianamente decente porque... humm, bueno, que no da. Decía, recogemos el alcohol y a la playa que nos vamos. Aquí es donde aclaro que las dos playas, Riazor y Orzán (que podríamos decir que son la misma, pero son dos porque hay un espigón de por medio) se diferencian en que la gente de la parte de Riazor son más en plan familiar, con los niños y así, y la del Orzán es más de gente joven, no en vano si sales de la playa y cruzas el paseo marítimo hummm, en esa parte es más bien paseo barítimo.

Obviamente nosotros estábamos en la segunda, con una tasa ocupacional de 2 personas por arena cuadrada y una hoguera cada cinco o diez. No recuerdo haber visto tantas hogueras y, sobre todo, tan grandes. Algunas se fueron encendiendo a medida que se iba haciendo de noche. Siendo sinceros, fue una puesta de sol preciosa: el mar tranquilo, con apenas un leve oleaje, arriba algunas nubes que entretapaban la luna que quería aparecer, mientras que del Sol sólo quedaba el recuerdo de un horizonte azul claro-oscuro y ligeramente rojizo, por donde empezaban a distinguirse algunas estrellas.

No, nosotros no teníamos hoguera, no era necesario, estábamos rodeados (y eso me refiero en un radio de 5 metros) por seis, eso que recuerde (lo cual es un buen esfuerzo de memoria ya que cierto amigo ruso insistió en que me olvidase de detalles).

Podemos distinguir varios tipos de hogueras:

a) Hemos pillado el sobrante de la carpintería de mi tio, más un par de palés y le ponemos encima el muñeco de mi hermana pequeña que se despistó y ya va a ser que no lo recupera

b) El caso es ponerle cosas que ardan, así que aunque la mesa tenga patas de hierro, como la parte de arriba es madera, también vale

c) Bajamos también el sofá viejo y para cuando nos vayamos a ir lo echamos en la hoguera para que luego sea más fácil de limpiar

d) La mía es lamásgrandedelmundomundial y por eso tienemaderahastalosseisosietemetros.

e) Somos prácticos y al lado de la grande hacemos una pequeñita con leña de roble para asar los criollos.

...Y un buen número más de modalidades, la mayoría desviaciones de estas principales.

Para esta hora, las once y pico, ya estaba todo el comercio y el bebercio convenientemente repartido en el suelo, es decir, en la arena, para deleite de los... hummm 15? porque se suponía que éramos 11, pero allí aparecieron más. La luz del Sol ya había desparecido y para entonces iluminaban unas cuantas hogueras, las luces ornamentales del paseo marítimo y las farolas halógenas (que vaya que si alumbran). Añado también que los ojos de algunos ya estaban con las largas puestas.

A las doce se suele quemar la falla. Nada espectacular, apenas tendrá unos 10-12 metros de altura, es más testimonial que una "afrenta al honor de los levantinos", pero está ahí. Esta vez se retrasaron una media hora. Pero al final la quemaron y, con ella, la casi media hora de fuegos artificiales. Estuvieron en la media de lo que suelen hacer todos los años, con fuegos de todo tipo, de colores, amarillos, en forma de lluvia... no sé, pareciese como si fuesen al Ikea de las pirotecnias y escogiesen un poco de cada opción de catálogo, y todo en talla XXXL.

Tras los fuegos, a visitar a otros amigos que estaban a unos sencillos 200 metros, acaso menos, pero que tardamos unos 3-4 minutos en recorrer, y no por falta de sangre en el alcohol, sino porque había TANTA gente, y había TANTAS hogueras y TAN grandes (nota mental: para el año volver a llevar un tam-tam) que era imposible abrirse paso con más rapidez. De tanto calor que desprendían las hogueras había un radio entorno a ellas de entre 5 y 10 metros, lo cual en lugares concretos al haber varias tan próximas había superficies de entre 100 y 150 metros cuadrados sin nadie, sólo fuego, pero a ver quien era el guapo... así que el resto de la playa estaba, aún más, abarrotada.

Así que finalmente vi al resto de la "familia", así como a algún otro que sólo veo de sanjuan en sanjuan. Aquí llamé a cierta persona humana. Creo que hubo una frase como "te iba a llamar más tarde cuando estuviera segura de que estuvieses alcoholizado" respondí "no hacía falta esperar más".

Volvimos, teniendo que cruzar por el agua, ya que era tal la densidad de gente que era más sencillo así, aprovechando que las olas bajaban.

Resumiendo el final de la noche (que me echan), las siguientes horas fueron conocer a gente, preferentemente chicas, que se acercaban a la cámara a hacer monerías, besitos, "mira qué camiseta llevo" y demás. También alguna incursión en los locales con música aceptable para tomar algo que no fuese de origen ruso, sino sueco.

Cuando me fui para casa eran las seis y pico, los demás iban al local más pijo de toda Coruña y no pretendía ir, además, haciendo cola y pagando entrada, como que no.

Hummm... lo sé, ha sido largo y aún así creo que no he contado todo, que no he reflejado todo y es que, en serio, si quereis una noche de desenfreno, como muchos se toman en fin de año, pero con calor y playa, San Juan en Coruña es vuestra noche. Por algo es fiesta de interés turístico nacional.

Y yo, para el año, estaré allí.

1 comentario:

pluton dijo...

Y todo eso para volver solo a casa!!! Vamos mal apañero!!!